Acabo de llegar del aeropuerto. Un finde más y mi tercera visita este año a Barcelona.
Todo comenzó como un viaje sin más, resultaba cómodo, cheapper y agradabilísimo. Pero acabó siendo uno de esos viajes en los que se conoce a gente y te hartas de darte el gusto de pasear por una ciudad con encanto en cada rincón, y sin parar de reir, lo cual fue la clave, mantener la sonrisa todo el finde. Por cierto lo primero que hicimos nada más llegar fue romper por completo el planning del viaje y decidir que iríamos haciendo tan sólo lo que se nos apeteciese en cada momento.
Fui con un portugués de dudosa reputación, y una hawaiiana loca loca, comimos en el borne paseamos por barceloneta salimos por el gotic, nos enamoramos en el rabal de una casa preciosa y jugamos con un gat ogigante, vimos la puesta del sol desde Montjuic, cenamos en el Líbano, dormimos en el cielo y desayunamos en la plaza de las palmeras.
En otro orden de cosas, "alguien que me quiere mucho me ha regalado un libro de Schnitzler" el cual está resultando maravilloso, aunque ya contaré más cuando lo acabe.
Volveré contando cosas mejores lo prometo.
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